Sopa de sesos, divina tragedia.
Divina Tragedia
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sábado, julio 30, 2005
Había una vez...

Le vino a la cabeza la imagen de ella, anteanoche, tendida, sollozando, sobre la cama:
-Fue un error, lo siento... - era lo único que ella podía alcanzar a decir entre lágrimas.
Él nunca entendió como pudo engañarle con ese payaso.
Si él siempre había sido más inteligente, más apuesto, más educado y mucho más atento para con las necesidades de ella.
Eran ocho años de relación, por eso aquella extraña traición le estaba comiendo por dentro.
Y ahora ahí estaba ella, frente a él. Tan guapa como siempre pero mucho más frágil y delicada que nunca. Temblorosa, le miraba con ojos tristes. Era muy vulnerable ahora. Sobre todo ahora.
El público estaba guardando un respetuoso silencio.
Él recojió los cuchillos de la mesa y ella se colocó la manzana en la cabeza.
Trás el telón miraban aterrados el domador, la mujer barbuda, el hombre-pez y casi todos los payasos.
Casi todos, faltaba uno.
Levantó el primer cuchillo en el aire y apuntó levemente antes de lanzarlo.
Ya sabía lo que iba a decir para justificarse:
-Fue un error, lo siento...

d.c.r.
 
Protest Records

Una inciativa de Thurston Moore (guitarrista de Sonic Youth) y Chris Habib.
Protest Records es una página antibelicista en la que se pueden descargas canciones en mp3.

d.c.r.

 
miércoles, julio 27, 2005
Guerra



Aferrandose a su espada el bárbaro avanzaba a traves del confuso campo de batalla ya teñido de rojo. Casi todos los demás guerreros de su cohorte habían caido víctimas del filo enemigo o estaban a punto de dejarse vencer.
La última oleada había visto truncado su avance por la fiera caballería rival. No hubo piedad alguna y los cadáveres se apilaban formando un paisaje desolador. Los pocos que quedaban en pie contemplaban una afronta perdida y aún así luchaban con todo el orgullo de su estirpe.

Él mismo había participado en decenas de batallas como esa. Debería de haberse acostumbrado a las guerras, pero no lo había hecho.
Y eso pese a que en su vida jamás había hecho otra cosa que luchar. Desde que tenía uso de razón fue educado para matar al invasor y defender a su pueblo. El Ejercito Real los entrenaba con eficacia.

De repente entre el caos reinante una figura se abalanzó sobre él. Tenía la piel negra y espada en mano buscaba desesperadamente atravesar el corazón del Bárbaro. Sin pensarlo apenas, esquivó con holgura el golpe del oscuro enemigo y le asestó un mandoble tal a la altura del cuello que sesgó su vida al instante y separó su cabeza definitivamente de su cuerpo a la vez que un manantial de liquido color rubí regaba el terreno.
El cuerpo se arrodilló y a continuación se desplomó sobre el suelo.
El Bárbaro se limpió la sangre de su cara y suspiro, de todos modos fue fácil porque el tenía ventaja.

Pero...

Pronto fue consciente de que su misión en esta guerra ya tocaba a su fin, más o menos en el momento en que divisó a aquel gigantesco golem de piedra enemigo avanzar hacía él, dispuesto a vengar a su compañero decapitado.
Sabiendose perdido pero sin renunciar a su honor le asestó dos espadazos que apenas arañaron la dura capa de roca que constituía la piel de su contrincante. Este con un feroz gesto aplastó al guerrero como un par de piedras aplastarían a una cucaracha.

Lo último que pasó por la cabeza del Bárbaro fué que del mismo modo que nunca se había acostumbrado a luchar, nunca se había acostumbrado a morir. Y eso que había muerto varias veces.

A lo lejos contemplando todo movimiento que se realizaba en el campo de batalla el Rey se giro hacía su Reina y le comentó:

-No se para que te hago caso, te dije que tenía que haber enrocado al principio, la torre nos va a joder vivos.

d.c.r.
 
jueves, julio 21, 2005
Muñeca


Tenía la piel extremadamente blanca y el pelo negro largo hasta el cuello.
Su figura era insultantemente esbelta.
Tenía una silueta alta y con curvas marcadas.
Siempre iba vestida a la moda, todos los días.
Es más, ella marcaba la moda.
Vivía en un escaparate.

Aquel maniquí era una especie de espejo para Nynca, la verdadera protagonista (o no) de esta historia.
Nynca veía siempre en el escaparate su futuro cercano en lo que a vestuario y estilo se refiere.
Nynca se guiaba por el maniquí para afianzar su concepto de belleza.
Cuando una mañana la figura del escaparate amaneció con pantalones pirata, sandalias de verano, cortaba rosa sobre camisa y muñequeras en ambos brazos Nynca no dudó en comprarse el lote entero exacto, de misma marca y tamaño que el portado por la admirada figura.
"Hay que estar a la última si quieres destacar" había oido decir a una modelo por la tele.
Pero desgraciadamente Nynca no tenía el mismo cuerpo que la muñeca de la tienda. La ropa le venía estrecha.
No pasa nada, todo tiene arreglo.

Un par de meses después la ropa, la cual seguía comprando estrictamente de la misma talla que usaba el maniquí expuesto, le entraba perfectamente.
No se encontraba tan bien como antes, pero la ropa le valía.
"Para ser guapa hay que sufrir mucho" había oido decir en la tele.

Pasado algún tiempo, y ya llegado el invierno, la temporada de abrigos hizo estragos en su cuenta corriente cuando la muñeca que se exhibía en el escaparate decidió dejarse vestir con las prendas más caras.

Pero no pasaba nada lo importante era seguir estando a la última.

La sorpresa fue el día que el pelo del maniquí sufrió un cambió drástico; de repente ya no era largo y oscuro, sino rizado y rubio.
Nynca fue corriendo a la peluqueria y arreglo tan estúpida incongruencia para quedar pareja a su hermana artificial de la tienda.
Corto, rizó y tiñó su cabello.

Pasaron más días y todo siguió el mismo patrón; prendas nuevas en la muñeca inanimada implicaban prendas nuevas en la fashion victim humana. Cambios del color del cabello (bien fueran por mero conocimiento estético de los dependientes o por las simples ganas de divertirse con la pobre chica de los mismos) implicaban más visitas a la peluquería.

Hasta que un día...

Un día Nynca descubrió un detalle raro en la modelo tras el cristal. Mientras la sometía a la inspección ocular de cada mañana no pudo evitar el ver algo extraño en ella.
Algo no estaba bien.
Le faltaba un meñique.
El derecho, concretamente.
Al dependiente se le debía de haber caido el maniquí al suelo y se le partiría accidentalmente el dedo.
Suponía.

Pero, de todos modos...

el

maniquí

seguía

en

el

escaparate.

Lo cual quería decir que ese era el patrón de moda.

Nynca llegó a su casa y situó el meñique sobre la tabla de cortar carne, levantando un machete de cocina reflexionó un segundo antes de amputarse definitivamente su dedo.

"Para ser guapa hay que sufrir mucho" había oido decir.

El golpe del machete contra la tabla pronto fue ahogado por el grito.

Dicen que cuando pierdes un dedo sigues sintiendo que está ahí.
Es mentira.
Sientes que no está ahí.
Cada vez que intentas coger algo y se te escapa de las manos, sabes que no está ahí.
Cada vez que alguien te da la mano sabes que no está ahí.
Cada vez que extiendes tu mano sabes que no está ahí.
Cada vez que ves la cicatriz te da asco, y sabes que ahí antes había algo.
Y no te acostumbrarás nunca a eso.
En todo eso pensaba Nynca cuando volvía de nuevo al cristal tras el cual estaba su muñeca dictadora.

Se aterrorizó ante lo que vió.

Esta vez la cosa era mucho más grave, el maniquí de siempre, su extraño reflejo al otro lado del escaparate, ya no estaba.

Lo que estaba en su lugar era uno de esos maniquies modernos de cuerpo entero pero sin cabeza.

No tenía cabeza, es verdad, pero el traje le sentaba fenomenal.

Nynca comtempló su mano derecha.

"Para ser guapa hay que sufrir mucho"

Se compró el mismo vestido que estaba expuesto.Y de la que volvía a su casa compró también un serrucho en una ferretería.
A partir de ahora se fijaran más en mi, pensó.

Y tenía razón.

d.c.r.
 
martes, julio 19, 2005
Stop!
Nunca he utilizado este blog para contar mi vida privada, ni lo que desayuno ni ningún evento del día a día como suele hacer el resto de los mortales con páginas del estilo. Este blog ha sido (y será) utilizado para postear relatos, cuentos y rarezas similares. Para una función meramente artística, si acaso.

Pero hoy quiero hacer una pequeña excepción y contar una cosa.

Esta tarde he visto a morir a un hombre en la calle.
Se ve que lo acontecido fue un infarto.
Iba paseando tranquilamente y de repente dejó de funcionar.


Cuando llegó la UVI y trataron de reanimarlo la gente ya se acumulaba por todo lo largo de la calle intentando enterarse de que había pasado.
La verdad es que es curioso porque en ningún momento pude sentir lastima por esa persona, quiero decir, de todos modos no le conocía (me acerqué para ver si me sonaba de algo) y sinceramente su vida me daba más o menos igual debido a la nula relación que tenía con la mía.
Era un suceso poco común el verlo morirse tumbado en la acera, pero no era un hecho trágico para ninguno de los espectadores.

Esto es lo que quiero comentar.

No pienso reseñar lo arbitrario de estos sucesos ni entrar en los ya manidos discursos sobre el "hoy estás aquí y mañana no". Ni siquiera destacar que hay cosas mas nimias (y que a algunos les parecerían ridículas, o no) que me han afectado mucho más que ver a ese hombre fallecer en la calle.

Lo que quiero comentar es que mientras trataban de reanimarlo una chica pasó corriendo porque llegaba tarde al videoclub y esquivando el sarao saltó gracilmente uno de los brazos del semi-cadaver para no dar un rodeo y cruzar por la otra acera.
Los del SAMU en plena faena de reanimación la miraron con desprecio.

Me fascina el comportamiento humano si. Pero si algún día me da un ataque al corazón y me estoy muriendo en la calle y una mala pécora con tan pocos modales no se digna a dar un rodeo para no enturbiar mis últimos minutos de vida en la tierra, estoy seguro de que Dios (o el Demonio) me concedera un par de minutos de resurreción para darle dos hostias a esa bendita mujer.

Lástima no, pero un poco de respeto por favor.

d.c.r.
 
jueves, julio 14, 2005
Prisioneros


Abrió los ojos y descubrió que no podía ver nada, trato de estirar los brazos y notó que estaban firmemente anclados a algo, al igual que sus piernas.
Giró la cabeza a ambos lados y por el movimiento de su cabello fue consciente de que estaba tumbado.
No llevaba ropa.
El cuerpo le dolía, en extremo. Hasta los huesos.
Supuso que tenía cicatrices o heridas profundas, pero no podía verlo.
Gimió de dolor.
-Vaya, estás despierto.
La voz sonaba cercana.
-¿Don.. donde e-estoy?
Es difícil vocalizar cuando descubres de repente que has perdido dientes.
-Mmm es algo complicado de explicar, puesto que tampoco sé mucho. Digamos que estás prisionero.
-¿Quien er..es? ¿mi car-celero?
-No, soy un prisionero, como tú. Bueno casi.
-¿Casi?
Tosió un par de veces, la voz esperó a que el silencio reinara de nuevo antes de volver a intervenir.
-Si casi, es decir, soy un prisionero temporal, tengo un plan de huida.
-Por... por favor. Ayu-dame a escapar.
La habitación había empezado a hacerse mas visible, distinguía pese a la oscuridad reinante unos muros de ladrillo a ambos lados.
-No es tán fácil, tu situación es mucho más complicada que la mía.
-¿Por-que?
-Porque tú estás encadenado.
Hubo un momento de silencio.
Observó que rodeando sus muñecas había unos grilletes desoladoramente solidos. A no ser que que arrancase las manos a tirones no podría soltarse.
Supuso por la inmovilidad de sus piernas que también estaba atrapado a la altura de los tobillos.
Las muñecas comenzaron a arderle de dolor, como si hasta ese mismo momento no fuese consciente de sus heridas.
-Dio-s mio...
La voz adoptó un tono mucho más serio.
-Mira, a veces hay que aceptar las cosas como son, la privación de la libertad es el peor castigo, pero no tienes porque luchar si no existe salida alguna, rindete y punto. Moriras aquí eso te lo aseguro. Será mejor que te hagas a la idea.
Mientras la voz seguía hablando, se se dió cuenta de que tenía algo apoyado sobre el torso.
-Insisto, deja de luchar y concentrante en morir. Será lo mejor para los dos -sentenció la voz.
Distinguió una jaula de metal sobre su cuerpo, a la altura del ombligo.
-¿Quien ...e-res tú?
En la jaula, sobre su cuerpo desnudo, algo se movía.
-Un prisionero, ya te lo he dicho.
Empezó a ponerse nervioso.
-¿Y ..y co..mo pien-sas esca-par? ¿Cuál es tu pl-plan de hui-da?
La rata asomó la cabeza por entre los pequeños barrotes de la jaula y contestó:
-No te gustaría saberlo, creeme.

d.c.r.
 
Desde aquí arriba se ven todos como hormiguitaSS


-Juas, ¡le he dado, le he dado! ¿Has visto la cara que ha puesto? Jajajaja... No se lo esperaba, como mola, además desde aquí arriba se ven todos como hormiguitas...
-Eeeh, deberiamos de entrar a cenar, nos están esperando. Llevamos mucho rato en el balcón y se van a mosquear.
-¡¡¡Espera espera!!!!, que quiero ver si le puedo dar a otro... este que pasa corriendo, si es fácil solo hay que calcular el ángulo y les das fijo en el cogote... Intentalo tú, intentalo tú.
-Mejor que no.
-¡Si no se va a enterar nadie! Nos escondemos rapido y no nos ven. Es muy muy divertido, y ponen unas caras tan graciosas que no puedo dejar de reirme.
-Será mejor que entremos a cenar ya. Mi führer.

d.c.r.
 
Chucho Sombra es tu amigo, alimentalo como alimentarías a un tumor.
Yo el francés a nivel usuario.

"¡¡Más de 100 posts viviendo del (y para el) cuento!!"

Contacto y amenazas de muerte a: halacondios2@gmail.com

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- Perseguir imposibles da sentido a la existencia

Personas han perdido tiempo de su vida útil aquí.


D.C.R. : Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.