Sopa de sesos, divina tragedia.
Divina Tragedia
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martes, agosto 23, 2005
Cazando humo



Cuando se ponia nervioso se convertia en humo.
Pero no era como uno de esos personajes de tebeo, no era un don, era más bien una putada.
Y una extraña reacción química.
Otras personas tartamudean o se ponen coloradas, él no, el se convertía en humo directamente.
El proceso era curioso;
Lo empezaba a notar por dentro, primero sentía unas punzadas en el estómago, luego todos sus órganos internos empezaban a evaporarse poco a poco. Era una sensación extraña, como si se estuvieran vaciando desde dentro como si se deshiciera.
Después llegaban los huesos, se iban deshaciendo en hilillos de humo una vez que todo órgano blando había desaparecido del interior.
Y por último la piel y el pelo.
Y luego solo quedaba humo, mucho humo.
Era un proceso curioso de observar, puesto que como los globos oculares y la boca se disolvían antes en el aire que la estructura ósea de la cabeza, uno tenía la sensación de estar viendo a una especie de esqueleto ardiendo por dentro.
Aunque todo esto solo duraba unos pocos segundos.
Era un humo de nicotina, de tabaco, no un humo negro y denso.
Al día siguiente de la transformación se despertaba en su cama desnudo, sin saber como había llegado hasta ahí (aunque suponía que filtrandose por debajo de la puerta o a traves de los agujeros de la persiana). De todos modos para evitar el despertar en cualquier sitio extraño siempre dejaba la ventana de su habitación abierta a la hora de salir.
Pero bueno, esto solo le ocurría cuando se ponía nervioso.

Siendo pequeño, aún un infante, un niñato trató de propinarle un puñetazo en el recreo a raiz de un sabediosque, dicho chico se vió a si mismo golpeando al aire donde antes estaba la atemorizada cara de su tan odiado compañero de pupitre.

Segundos antes de perder la virginidad por completo tuvo el detalle de dejar a una chica, desnuda abierta de piernas y rodeada de humo en un hotelucho del centro preguntándose si lo candente de la situación habría desembocado en provocar a su compañero una combustión interna.

Cuando se examinó del carnet de conducir dejó tirado al tutor, al examinador y a otro alumno pendiente de examinarse en medio de la autopista a punto de sufrir un accidente. Los otros vehículos advertidos por la humareda tuvieron el detalle de llamar a los bomberos.

Pero bueno, eran meras anécdotas, con el tiempo había aprendido a controlar sus nervios y en la actualidad era realmente difícil que se evaporase de repente. Sabía controlarse.

Esa tarde la estaba pasando con su amigo Ignacio, aguantadole las penas en un bar.
Ignacio llevaba días sumido en una depresión enorme, "Mi matrimonio se va a la mierda" le comentaba en la pausa entre copa y copa.
Mientras él escuchaba atentamente Ignacio no dejaba de augurar que el divorcio estaba proximo, quejandose al fondo del vaso proclamaba que no se había acostado con su mujer en meses.
La verdad es que eso era algo que él ya sabía antes de que Ignacio lo confesase.
Le decía que ella se había convertido en una desconocida, que apenas dejaba que la tocase, que todo se marchita y balbuceaba todos esos pensamientos deshilachados de la gente que comienza a descubrir lo puñetero de la vida.

Entonces llegó ella, sabía que su marido pasaba las horas en el bar, y a Ignacio le sorprendió casi tanto verla como a él. Pero él permaneció callado. Se sentó con ellos, se la veía nerviosa.

-Ignacio - dijo ella sin siquiera saludar- Estoy embarazada.

En ese momento, saltó la alarma de incendios.

d.c.r.

 
jueves, agosto 18, 2005
¡Hay un monstruo en el armario...!

-No digas eso, los monstruos no existen.
-Pero mamá, abre el armario por favor, miralo, está ahí.
-Ya valió, los monstruos no existen, ves demasiadas tonterias en la tele.
-Mamá por favor no te vayas.
-Mira duermete ya que mañana tienes que madrugar.
Antes de salir de la habitación su madre cerró la ventana con cierta sensación de deja vú, de que eso ya lo había hecho.
Por la misma, antes de correr la cortina, contempló la casa de enfrente. Pedro tenía la luz apagada.
-Mira, tu amigo ya hace tiempo que se ha acostado, él seguro que no le tiene miedo a los monstruos.
-Pero mamá porque Pedro es...
-Es mayor que tu ¿y que? algún día tendras que crecer, no vas a vivir toda la vida pensando en cuentos chinos.
-No te vayas por favor... Duerme conmigo.
-Buenas noches, cielo.
Cuando ella cerró la puerta, algo se movió en el armario, la puerta se abrió poco a poco y Pedro salió del mismo.
-¡Que hijo de puta eres!, te dije que si volvias a abrir la boca te ibas a enterar- dijo Pedro mientras desabrochaba el pantalón y se bajaba lentamente la cremallera.

d.c.r.
 
lunes, agosto 15, 2005
Palabras prohibidas


Hay palabras prohibidas.
Cuando una pareja intima surge la necesidad de rebautizar al compañero, de proporcionar un nombre a ese ser querido.
Quien dice un nombre dice un apodo cariñoso o un sencillo bisílabo que fuera de contexto tan sólo resultaría mera ñoñeria. Pero ese apelativo contiene en su interior un compromiso personal y otorga una sensación de propiedad privada, de pertenencia a alguien, de que aquello solo podía ser entendido por dos personas.
Al menos así lo entendía él.
Siempre tenía una palabra especial para refereirse a su compañera. Siempre.
Todas y cada una de las mujeres con las que había estado tenían un nombre propio y otro heredado de esa relación.
Solo había una norma: Ninguna de sus amantes podía compartir con otra su apelativo cariñoso.
Eso estaba prohibido.
Sería como traicionar la privacidad de la palabra misma. Como romper el compromiso.
Como si todas las mujeres para él fuesen la misma, y no era así.

Ella en cambio podía amar con todo el alma, pero siempre había preferido llamar a sus novios por su nombre real. Diferenciaba entre la realidad y la fantasía de los enamorados y se sentía mas cercana y mas querida si era tratada por su nombre de nacimiento.
De todos modos tampoco le importó el hecho de que él la bautizara con un mote ligeramente cursi, pero que en el fondo acabó gustandole.
Y por eso ella un día se dirigió a él con uno de esos nombres (quien dice un nombre dice un apodo cariñoso o un sencillo bisílabo que fuera de contexto tan sólo resultaría mera ñoñeria) y lo hizó con tan mala suerte que de todos los vocablos conocidos en el mundo de las parejas seleccionó uno que ha había sido utilizado por una de las antigüas compañeras de amorios de él.

Él indignado por la falta de respeto de ella al usar una palabra prohibida que no le correspondía utilizar, demostró que no soportaba su falta de sensibilidad, abofeteandola.

-¡No vuelvas a llamarme así! - gritó

Ella indignada también por la falta de sensibilidad de él, al no ser capaz de asimilar un gesto de cariño, quiso demostrar su enfado replicando pero no pudo pronunciar palabra.

A partir de ese día solo llamó por su nombre a aquel hombre insensible.

Ella nunca lo entendió

Hay palabras prohibidas.


d.c.r.


Dedicado a la Zagala.


 
Chucho Sombra es tu amigo, alimentalo como alimentarías a un tumor.
Yo el francés a nivel usuario.

"¡¡Más de 100 posts viviendo del (y para el) cuento!!"

Contacto y amenazas de muerte a: halacondios2@gmail.com

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- Perseguir imposibles da sentido a la existencia

Personas han perdido tiempo de su vida útil aquí.


D.C.R. : Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.