-Ven mira - Me dijo llevándome de la mano a traves de los pasillos del museo.
-¿El que, el que? -Esto de aquí, echalé un ojo- y señaló un pequeño texto escrito en papel enmarcado. Me puse las gafas de leer y me acerqué con curiosidad a la hoja exhibida:
Nocilla A Cucharadas
Siempre me han regañado en casa por comer la Nocilla a cucharadas. El caso es que yo no entiendo por qué.
Es un placer como pocos el meterte el pegonton de Nocilla en la boca e ir notando como se va desaciendo poco a poco...
De todas formas creo que la culpa la tienen esos que me regañan. Cuando era canija una vez metí el dedo en el bote, sin premeditación ni alevosía y cuando casi me cortan la mano creo que fue cuando se despertó en mí el deseo de comerla a partir de ese instante a cucharadas. Es algo parecido a comerte la bechamel de las croquetas cuando está enfriando...
Esto no quiere decir que no me la guste la Nocilla sin pan. No no no. Pero si ha de ser con pan, mejor que sea pan pan, no pan de molde.
Tengo en mis manos un bote de Nocilla y una cuchara.
Pazita
-Mmmm, me pregunto que hace esto en un museo- le dije a mi acompañante. -Pues a mi me gusta, no lo sé, es como una metáfora de... - meditó lo que iba a decir - ...no se, de algo. De estas cosas que tienen más de un significado y todo eso ¿sabes? -Igual es que simplemente le gusta comer la nocilla a cucharadas. -Igual...
Quedamos un rato en silencio, ojeando de nuevo el texto. -Pues a mi me gusta- sentenció ella. Sonreí.
D.C.R. :
Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.