Sopa de sesos, divina tragedia.
Divina Tragedia
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jueves, julio 21, 2005
Muñeca


Tenía la piel extremadamente blanca y el pelo negro largo hasta el cuello.
Su figura era insultantemente esbelta.
Tenía una silueta alta y con curvas marcadas.
Siempre iba vestida a la moda, todos los días.
Es más, ella marcaba la moda.
Vivía en un escaparate.

Aquel maniquí era una especie de espejo para Nynca, la verdadera protagonista (o no) de esta historia.
Nynca veía siempre en el escaparate su futuro cercano en lo que a vestuario y estilo se refiere.
Nynca se guiaba por el maniquí para afianzar su concepto de belleza.
Cuando una mañana la figura del escaparate amaneció con pantalones pirata, sandalias de verano, cortaba rosa sobre camisa y muñequeras en ambos brazos Nynca no dudó en comprarse el lote entero exacto, de misma marca y tamaño que el portado por la admirada figura.
"Hay que estar a la última si quieres destacar" había oido decir a una modelo por la tele.
Pero desgraciadamente Nynca no tenía el mismo cuerpo que la muñeca de la tienda. La ropa le venía estrecha.
No pasa nada, todo tiene arreglo.

Un par de meses después la ropa, la cual seguía comprando estrictamente de la misma talla que usaba el maniquí expuesto, le entraba perfectamente.
No se encontraba tan bien como antes, pero la ropa le valía.
"Para ser guapa hay que sufrir mucho" había oido decir en la tele.

Pasado algún tiempo, y ya llegado el invierno, la temporada de abrigos hizo estragos en su cuenta corriente cuando la muñeca que se exhibía en el escaparate decidió dejarse vestir con las prendas más caras.

Pero no pasaba nada lo importante era seguir estando a la última.

La sorpresa fue el día que el pelo del maniquí sufrió un cambió drástico; de repente ya no era largo y oscuro, sino rizado y rubio.
Nynca fue corriendo a la peluqueria y arreglo tan estúpida incongruencia para quedar pareja a su hermana artificial de la tienda.
Corto, rizó y tiñó su cabello.

Pasaron más días y todo siguió el mismo patrón; prendas nuevas en la muñeca inanimada implicaban prendas nuevas en la fashion victim humana. Cambios del color del cabello (bien fueran por mero conocimiento estético de los dependientes o por las simples ganas de divertirse con la pobre chica de los mismos) implicaban más visitas a la peluquería.

Hasta que un día...

Un día Nynca descubrió un detalle raro en la modelo tras el cristal. Mientras la sometía a la inspección ocular de cada mañana no pudo evitar el ver algo extraño en ella.
Algo no estaba bien.
Le faltaba un meñique.
El derecho, concretamente.
Al dependiente se le debía de haber caido el maniquí al suelo y se le partiría accidentalmente el dedo.
Suponía.

Pero, de todos modos...

el

maniquí

seguía

en

el

escaparate.

Lo cual quería decir que ese era el patrón de moda.

Nynca llegó a su casa y situó el meñique sobre la tabla de cortar carne, levantando un machete de cocina reflexionó un segundo antes de amputarse definitivamente su dedo.

"Para ser guapa hay que sufrir mucho" había oido decir.

El golpe del machete contra la tabla pronto fue ahogado por el grito.

Dicen que cuando pierdes un dedo sigues sintiendo que está ahí.
Es mentira.
Sientes que no está ahí.
Cada vez que intentas coger algo y se te escapa de las manos, sabes que no está ahí.
Cada vez que alguien te da la mano sabes que no está ahí.
Cada vez que extiendes tu mano sabes que no está ahí.
Cada vez que ves la cicatriz te da asco, y sabes que ahí antes había algo.
Y no te acostumbrarás nunca a eso.
En todo eso pensaba Nynca cuando volvía de nuevo al cristal tras el cual estaba su muñeca dictadora.

Se aterrorizó ante lo que vió.

Esta vez la cosa era mucho más grave, el maniquí de siempre, su extraño reflejo al otro lado del escaparate, ya no estaba.

Lo que estaba en su lugar era uno de esos maniquies modernos de cuerpo entero pero sin cabeza.

No tenía cabeza, es verdad, pero el traje le sentaba fenomenal.

Nynca comtempló su mano derecha.

"Para ser guapa hay que sufrir mucho"

Se compró el mismo vestido que estaba expuesto.Y de la que volvía a su casa compró también un serrucho en una ferretería.
A partir de ahora se fijaran más en mi, pensó.

Y tenía razón.

d.c.r.
 
Chucho Sombra es tu amigo, alimentalo como alimentarías a un tumor.
Yo el francés a nivel usuario.

"¡¡Más de 100 posts viviendo del (y para el) cuento!!"

Contacto y amenazas de muerte a: halacondios2@gmail.com

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- Perseguir imposibles da sentido a la existencia

Personas han perdido tiempo de su vida útil aquí.


D.C.R. : Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.