Alan smithee era un joven y prometedor director de cine. Le llevo casi una vida preparar su opera prima, una historia de amor, ambientada durante la segunda guerra mundial, cuyo argumento giraba en torno a los devenires de una recien casada, que añorando a su marido (combatiente en esa guerra) se dejaba tentar por los brazos de otro hombre.
Tras conseguir convencer a un gran estudio utilizó un año de su vida para rodar lo que el suponía una historia conmovedora.
La título "Sueño de otoño", un nombre como cualquier otro.
El resultado emocionó incluso a su director,y en palabras de un crítico que asistió en exclusiva a un pase privado era "la mejor historia de amor jamás vista".
Pero eso no le bastó al estudio que, dirigido por empresarios temerosos de la inversión y sus beneficios, contrató los servicios de la Asociación de la Decencia. Un grupo de eruditos que estudiaban si el producto al ver la luz podia resultar ofensivo para el espectador del mismo.
Tras el visionado de la cinta por parte de los principales representantes de esa asociación se llegó a la conclusión de que era una apuesta arriesgada el mostrar una relación adultera en lo que se suponía una película de entretenimiento para todos los públicos.
Por tanto y para desgracia del joven y prometedor Alan Smithee se acordó en el gran estudio suprimir la relación extramatrimonial de la joven, eliminar al amante y plantear la película como una añoranza del ser querido, valerosamente enviado a la guerra.
Tras ver la nueva versión, la Asociación de la Decencia consideró que de todos modos la espera de la protagonista podría resultar un detalle triste para aquellas viudas de guerras recientes y que su metraje en la película era excesivo.
Sin consultar esta vez con su director, los productores decidieron eliminar por completo toda escena de la mujer y centrar el film en las peripecias en guerra del cada vez más heróico marido engañado.
Pero no acabó ahí la metaformosis de "la mejor historia de amor jamás contada". Porque como bien alguien apuntó durante la que suponía la proyección final de la película tampoco los alemanes habían hecho nada grave últimamente y no sería de muy buena educación repetirles los errores de su historia en la actualidad. Probablemente se sentirían ofendidos. Era lógico.
En una nueva reunión, de la que el ya poco prometedor Alan Smithee no quiso saber nada, se llegó a la conclusión de que lo mejor era no mencionar a Alemania y tras una votación se decidió sustituir dicho enemigo por una amenaza extraterrestre, ya que los marcianos hasta el momento no han manifestado su malestar por sus apariciones en la pantalla grande.
Regrabado todo el material y presentado el producto final, todo el mundo coincidió en que aquella historia no podría dañar la mente de ningún alma sensible e incluso se quiso felicitar en persona al joven director responsable de aquella maravilla del séptimo arte, pero este hacía tiempo que había abandonado toda vinculación con la película y desapareció misteriosamente del mundo del cine.
Solo quedaba un detalle, el título.
Tras analizarse en su conjunto la frase y luego por separado se decidió que "Sueño de otoño" era un titulo suficientemente esteril. Y se dejó tal cual.
El verano pasado se estrenó una película sobre un aguerrido marine que, durante dos horas y media, mutila, decapita, asesina y tortura a todo un ejercito de malvados aliens que pretenden conquistar la tierra.
Se llama "Sueño de Otoño", y es para todo los públicos.
D.C.R. :
Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.