Le dijo la princesa a la rana que reposaba junto a ella entre sabanas.
Se ahogaba...
...le faltaba algo para respirar, pero pronto vio la luz al final del tunel y, recortada contra la luz, la silueta de su amo. Luego oyó el ruido de la cisterna al ser accionada. Y ahora era libre.
Tropezón.
Un mísero, ridículo y nada afortunado tropezón acabó con la carrera de aquel prometedor, cuidadoso y nada afortunado funambulista.
Peor para el sol.
Me había comentado que la odió tanto que decidió no volver a verla nunca más. El salia de día y ella rondaba de noche. Prometió no volver a cruzarse en su camino. Mintió. El otro día los vi besarse. Yo y media Spaña. Tres euros me cobraron por las putas gafas solares.
Instinto maternal
Se metió en la delincuencia porque siempre quiso ser madre, pero nunca encontró marido. Con su salario no se podía costear la inseminación artificial. Por eso ahora se dedicaba a atracar bancos. De semen.
Estocolmo es un lugar precioso para pasar un verano
-¿Nos volveremos a ver?- dijo ella mirando al horizonte. -Supongo que no. Y tras un último beso, volvió a ponerse el pasamontañas y cogió su megáfono. Asomando la cabeza por la ventanilla gritó: -Traigo a la chica ¿donde está el dinero?
D.C.R. :
Ha decidido que la vida es más trágica sin caperucitas ni lobos y pretende perderse de nuevo en el bosque a robar cestas a desorientadas niñas, o niñas a confiadas cestas.