Lo más cruel que pudo hacerle ella fue enviarle en aquel sobre, con la dirección correctamente escrita y el remitente perfectamente señalado, una carta en blanco.
Lo más cruel que se le ocurrió a él fue escribir en esa carta con su propia sangre todo lo que le tenía que decir y meterla en un sobre sin dirección ni remitente.
Lo peor que hizo ella fue no decirle nada y que él lo supiera.
Lo único peor que se le ocurrió a él fue decírselo todo y procurar que ella nunca lo supiera.
A día de hoy, él reza para que nadie abra nunca esa carta o le saltarán encima todas las entrañas.
Chucho Sombra es tu amigo, alimentalo como alimentarÃas a un tumor. |